martes, 13 de octubre de 2009

[FanFic de Naruto] Asesino Suelto - Capítulo 2

Los árboles pasaban rápidamente ante sus ojos, y a cada salto que daban los cuatro ninjas y su perro se acercaban más y más a su objetivo. El bosque era muy denso, y las copas de los árboles muy espesas, lo cual les facilitaba el pasar desapercibidos sin apenas esfuerzo. Además, el líder y maestro del grupo, Kiba, había desarrollado un olfato superior incluso al de los perros ninja gracias al cual podría percibir cualquier peligro mucho antes de alcanzarle. Las horas pasaron y finalmente llegaron a su destino.

Los cuatro ninjas se colocaron en lo más alto de la copa de un gran árbol, mientras Akamaru usaba su sentido del olfato para vigilar la retaguardia. Desde allí podían ver un pequeño monte sobresaliendo del bosque y a su alrededor una red de caminos en la que según el contrato, se había detectado la actividad de los bandidos. Kiba les indicó a sus alumnos que tomasen posiciones al rededor de un pequeño cruce de caminos y después se limitasen a observar.

Pasó una hora sin que sucediese nada, otra hora en la que apenas pasaron un par de viajeros, pero ni rastro de los bandidos, y cuando la tercera hora estaba a punto de terminar, un comerciante se acercaba a paso lento hacia el cruce. Llevaba un pequeño carro que tiraba el mismo, y dentro una manta cubría la mercancía. El comerciante estaba completamente cubierto de pies a cabeza con una especie de capa y su cabeza la cubría con un sombrero de paja. Después de este último comerciante los tres genin irían al punto de encuentro y Kiba les daría una nueva dirección a la que dirigirse, al fin y al cabo los jóvenes ninjas no esperaban que fuese a ocurrir ahora lo que no pasó en todo el tiempo que llevaban esperando. Pero, como muchas veces sucede, las cosas ocurren cuando uno ya no se las espera.

Justo a pocos pasos de llegar al cruce, un grupo de bandidos surgió de entre los arbustos para asaltar al viajero. Eran tres individuos, que en un instante lo rodearon por completo, y empezaron a amenazarle apuntándole con sus espadas.

- Viejo, este camino nos pertenece. Así que será mejor que pagues la tasa.
- Sí, será mejor que le hagas caso al jefe.
- ¡Aaahhh! - gritó el hombre paralizado de miedo – No... no me hagan nada, por favor.
- Si no quieres que te hagamos nada, entonces será mejor que nos pagues la tasa.
- Está... está bien... pagaré... pagaré, pero dejadme vivir...
- ¡Ja ja ja ja ja! Así me gusta. - el que parecía ser el líder del grupo miró el carro – Es un carro muy pequeño, me temo, que con algo así solo salvarás tu vida, dándonoslo todo.
- ¿¡Qué!? ¡Pero lo necesito! ¡Necesito eso para comer!
- Tranquilo – le amenazó con la espada -, si quieres podemos solucionar eso cortándote la garganta ahora mismo, así ya no necesitarías comer. ¿No lo pensáis así chicos?
- ¡Ja ja ja ja ja! ¡Tiene razón jefe! ¡Seguro que ya no tendría ningún problema!
- De acuerdo, de acuerdo... llevaoslo todo, llevaoslo, pero dejadme vivir... por favor...

Uno de los bandidos se acercó al carro y apartó la manta. Bajo ella un buen número de cajas aparecieron, perfectamente apiladas y ordenadas. El líder se volvió hacia el viajero.

- Está bien. Esto cubrirá casi todas las tasas, pero nos falta otra pequeña parte.
- ¿De qué habla? Dijo que podría irme vivo.
- Y no le he mentido... pero eso no significa que se vaya a ir así como así.

El bandido guardó su espada y mostró una barra de hierro que llevaba a su espalda, al momento lanzó un potente golpe hacia el indefenso viajero.


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Todo sucedió muy rápido, la barra fue detenida con un kunai, tras lo cual un certero golpe acertó en el estómago del bandido haciéndole caer, al tiempo que pedía ayuda a sus compañeros, pero ellos ya estaban ocupados enfrentando a otros dos ninjas. Uno de ellos permanecía completamente paralizado y los pocos movimientos que realizaba eran iguales a los de su atacante. El otro, que había sido desarmado al ser sorprendido lanzaba puñetazos contra una pequeña kunoichi que esquivaba todos los golpes, hasta que lanzó un fuerte golpe con un largo palo de hierro que derribó a su oponente. A los pocos segundos los tres bandidos estaban atados de pies y manos; y Hibiki se acercó hacia el viajero.

- Ya puede seguir su viaje señor. Nosotros nos encargaremos del...
- ¡¡IMBÉCIL!! - gritó el hombre al tiempo que le asestaba un veloz puñetazo - ¡Qué pensáis que estáis haciendo!
- ¡Le hemos salvado la vida! - se cabreó Hibiki, dolorido por el golpe
- ¿¡Salvado!? ¡Lo que habéis hecho es fastidiar la misión!
- ¿Misión? - los tres genin se quedaron de piedra
- ¿Acaso no podéis distinguir a vuestro propio maestro? - una nube de humo le cubrió y tras ella se mostró Kiba, que había usado una técnica de transformación para camuflarse, y de entre los árboles surgió Akamaru con cara de decepción
- ¡Maestro! - los alumnos no sabían que decir
- ¡Os dije que solo teníais que observar! ¡El objetivo era que se llevasen la mercancía para después seguirlos hasta el resto, pero ahora lo habéis fastidiado todo!

Kiba siguió regañándolos durante un rato, pero antes usó una técnica de invocación para traer a un par de grandes perros ninjas que se llevaron a los bandidos hacia la aldea. La intención de Kiba era que los bandidos hubiesen llevado las cajas hasta su guarida y después seguir el rastro gracias a que Akamaru las había marcado con antelación.

Ahora que el plan había fallado tenían que llegar hasta la guarida, fiándose de la información que habían sonsacado a la fuerza a los bandidos y que no tenía porque ser cierta.

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