jueves, 10 de diciembre de 2009

[FanFic de Naruto] Asesino Suelto - Capítulo 10

Poco a poco los colores volvían a surgir, y comenzaban a tomar forma. Se sentía agotado, cansado, falto de energía, y parecía que a su mente le costaba ordenar los recuerdos. Notaba la fresca hierba bajo sus manos y la rugosidad de la madera en su espalda, y gracias a eso supo que estaba sentado en el suelo con el tronco de un árbol como respaldo. Los colores de formas indefinidas, empezaban ha definirse ante sus ojos. Comenzó ha distinguir a una persona. Pelo rubio, de punta, un traje con tonos naranjas y negros, y unas marcas que cruzaban sus mejillas como si fuesen los bigotes de un zorro. Su cerebro comenzó ha funcionar a gran velocidad y al momento, Hibiki se dio cuenta de que estaba sentado frente a su padre, frente al traidor de la villa. Pero por alguna razón, no sentía odio, sino aprecio, y todo tenía cierto aire nostálgico, como de tiempos mejores.

- Ya era hora de que despertases. Tu madre se va a preocupar sino estamos en casa para comer.
- Aun no estoy cansado. Quiero seguir entrenando para llegar a ser un gran Hokage como tú. - Hibiki no se creía lo que acababa de salir de su boca.
- Eso me haría muy feliz – Naruto con una gran sonrisa en su cara apoyó la mano sobre la cabeza de su hijo -, y si te lo propones, podrás lograrlo.

El difuso escenario cambió a gran velocidad. Ahora Hibiki no tenía dudas de que se encontraba en un sueño, en donde los recuerdos se mezclaban entre sí. El nuevo escenario mostraba su casa, de noche.

- ¿Qué pasa mama? - el Hibiki del sueño parecía tener ganas de dormir – ¿Dónde está papa?
- Naruto se ha ido ha una reunión importante, no hay de que preocuparse... - sin embargo, Hinata parecía preocupada por alguna razón.

Lo que fueron un par de horas en la realidad, pasaron como un instante en los recuerdos que recorría el sueño de Hibiki, y algo parecía haberle despertado. La voz del recien llegado se mezclaba con la de su madre.

- ¿Qué es lo que ocurre, Naruto?
- No... no lo se... - la voz mostraba preocupación y culpabilidad – Lo único que puedo decirte, es que te quiero.
- ¿Qué pasa, Naruto? Dímelo.
- Ni siquiera yo estoy seguro, pero te pido que me perdones, y que cuides bien de Hibiki. Yo... yo tengo que irme. Lo siento.

La puerta del cuarto se movió y tras ella apareció Naruto, acercándose a su hijo que se hacía el dormido. Se sentó a su lado, y casi susurrando para evitar despertar al que pensaba que estaba dormido, unas palabras surgieron de su boca.

- Adios, Hibiki. Cuida bien de tu madre, y nunca abandones tus sueños. Perdo....

La última palabra desapareció con el movimiento de los recuerdos. Hibiki se sorprendió, pues ya había olvidado esas palabras que le dio su padre, el día que desapareció. Y así, las nuevas formas se organizaron para mostrar otro recuerdo.

- Bien, bien... Hyuga Hibiki. Tú padre ha cometido un grave delito. - las duras palabras pertenecían al interrogatorio al que le sometieron el día después.
- Eso no es posible. Mi padre es el Hokage, mi padre...
- ¡Tú padre es un asesino! Si sabes algo, si te ha dicho algo... será mejor que nos lo digas ahora.
- Mi padre... mi padre... - Hibiki intentaba controlar sus lágrimas de frustración ante la traición de su, hasta entonces, querido padre.
- Dejad eso de una vez... Está claro que el chico no sabe nada de eso. Al fin y al cabo no...

Los recuerdos terminaban de golpe, como si una pared se interpusiese en su camino y ahora una oscura red de túneles ocupaba su lugar en el sueño. Y a su espalda, una fuerte presencia se alzaba, como si quisiese devorarlo.

- Jujuju. Al fin nos vemos.

Hibiki giró la cara y una sensación de terror hizo que el sueño terminase de golpe. Hibiki se despertó con un brusco movimiento, pero las cuerdas que lo mantenían preso hicieron que cayese de bruces contra el suelo. Por mucho que desease que fuese el sueño, esto ya era la realidad, con él atado frente a su padre y el extraño que lo acompañaba.

- ¡Ay! ¡Maldito seas, suéltame!
- Parece que ya te has despertado, hijo. Llevas dormido desde ayer.
- ¡Te digo que me sueltes! ¡Voy ha darte una paliza!
- Jajaja. Diciendo eso, no parece buena idea soltarte – rió Kenta.
- ¡Cállate! ¡Boca de tiburón!
- Jajajajaja... - tras unos segundos de sorpresa, Kenta volvió a reírse – Este pequeño es la monda.
- ¡No te rías!
- Hibiki... - las palabras de Naruto parecieron acallar a Kenta – Si te he atado solo ha sido para evitar que me ataques sin escucharme antes y...
- ¡No me importa lo qué tengas que decir! - le interrumpió Hibiki - ¡No quiero saber nada de ti!
- Hasta que no me escuches no pienso soltarte, y con las manos atadas, dudo mucho que puedas darme esa “paliza” - la frase pareció alcanzar su objetivo, y Hibiki se tranquilizó.
- Chico, deberías hacerle caso a tu padre. A fin de cuentas, más pronto o más tarde, no te quedará otro remedio que escuchar – tras las palabras de Kenta, Hibiki inclinó la cabeza en señal de resignación.
- Vale... esta bien. Habla de una vez. ¡Cuéntame lo que quieras! ¡Y después suéltame para que te de una paliza!
- Este chico es muy cabezota, si dices eso, no vamos ha...
- Si me escuchas te soltaré – Naruto interrumpió a Kenta -. Pero eso no significa que vaya a dejarte irte por tu cuenta por ahí.

Naruto se acercó a su hijo, y le levantó del suelo para dejarlo en una posición más cómoda. Después, se sentó frente a él, cruzando las piernas y los brazos, e inclinó la cabeza mientras pensaba en como comenzar y que contarle exactamente. Kenta se sentó a un lado, apoyando su espada en un árbol cercano.

- ¡Vas ha empezar de una vez!
- Es difícil saber por dónde empezar.
- Entonces respondeme. ¿Mataste al señor feudal? - las palabras de Hibiki fueron directas, y un incómodo silencio rodeó el ambiente -. ¡Respondé de una vez!
- Sí y no.
- ¿Eh? Eso no es una respuesta.
- Si que lo es. Pero es difícil de explicar.
- O lo mataste, o no lo mataste. No hay otra respuesta.
- Lo que tu padre quiere decir – intervino Kenta –, es que fueron sus manos las responsables de la muerte del señor feudal, pero no...
- Deja que sea yo el que lo diga – lo interrumpió Naruto -. Sin duda alguna, fue mi cuerpo el que provocó la muerte al señor feudal, pero estoy seguro, de que yo no era dueño de mis actos en aquellos momentos.
- ¿Pretendes que me crea eso?
- Solo quiero que escuches mi versión – Hibiki refunfuño, pero dejo a su padre continuar -. El día en cuestión, yo tenía que reunirme con el señor feudal. Él me había hecho llamar por un asunto de gran importancia, pero quería decírmelo en persona. Yo acudí, pero justo antes de entrar en la sala, empezó a dolerme la cabeza y lo siguiente que vi, fue al señor feudal muerto frente a mi. Después, sin saber muy bien lo que había pasado, los guardias entraron y, ante las evidencias, me acusaron de la muerte del feudal. Después solo pensé en salir de allí. Derribé a los guardias y a los que me siguieron y tras abandonar el castillo del feudal, volví a Konoha, para despedirme de ti y de tu madre, pero como era tan de noche tú ya estabas dormido. Durante días, me escondí como un fugitivo sin saber muy bien lo que había pasado, intentando ordenar mis recuerdos, pero por alguna razón me resultaba imposible saber con exactitud el momento de la muerte del feudal.
- ¿Y eso es una excusa?
- Todavía no he terminado. Ya que era incapaz de recordar nada, busqué a un viejo amigo para pedirle ayuda. Y gracias a él pude recordar el resto. Que fui yo quien ejecutó la técnica que lo mató. Pero lo más importante, que era otra persona quien controlaba mi cuerpo en aquellos momentos. Desde entonces he estado investigando para descubrir a los verdaderos culpables, y por eso mis investigaciones me llevaron hasta la villa. Pero surgió algo que tenía que solucionar antes de seguir con ello.
- Esa historia no es más que una burda mentira – aunque Hibiki intentaba mostrar su repulsa hacia su padre, en el fondo había una parte de él que deseaba creer la historia -. Además ¿qué fue ese algo que echó atrás?
- Para eso... sera mejor que te desate.

Dicho eso, Naruto desató a su hijo, que después se levantó, y aprovechando la oportunidad cargó chakra en las palmas de sus manos, aunque de alguna forma notó que no podía controlar bien su chakra sabía que tenía suficiente para ejecutar la técnica, y con una rápida cadena de movimientos empezó a golpear a su padre por todo el cuerpo, al tiempo que contaba números hasta llegar al 64. Kenta permaneció inmóvil, observando la escena.

- Jajaja. Te dije que te daría una paliza. Ahora ya no puedes usar tu chakra.
- Sabes... eso mismo, me dijo Neji la primera vez que nos enfrentamos – Naruto juntó sus manos para mostrar su intención de cargar chakra.
- Eso es inútil.
- En esa pelea – Naruto ignora las palabras de su hijo -. Fui yo quien ganó. Te recomiendo que no dejes de mirarme con el byakuran.

Ante los atónitos ojos de Hibiki, un chakra de color rojo empezó a brotar desde el interior de Naruto hasta el punto de que lo rodeó y tomo forma, una terrorífica forma con aspecto de zorro. El miedo y la sorpresa, paralizaron a Hibiki que fue incapaz de mantenerse de pie. Un par de segundos más tarde, el nuevo chakra desapareció, pero su padre estaba de nuevo repleto de energía. Su ataque no había servido de nada.

- Lo has visto, ¿verdad?
- ¿Qué...? ¿Qué era eso...?
- En mi interior habita un temible monstruo. Una criatura demoníaca hecha de chakra. Y ayer descubrí... - una cara de tristeza miró a Hibiki - ...que tú también tienes uno.

Esa frase hizo que los recuerdos del día anterior volviesen. El entrenamiento, la búsqueda de la mascota perdida, la pelea de Kiba, cómo Naruto derribó a sus compañeros y la furia que recorrió el cuerpo de Hibiki después. Hasta ahora no se había dado cuenta, pero en aquel momento un nuevo chakra había recorrido su cuerpo, un chakra terrible y con una fuerte intención asesina, pero sabía que lo había notado en otra ocasión. Y de nuevo su mente se organizó y recordó que fue al final de su sueño. La temible criatura que le hizo despertarse, tenía ese mismo chakra. En ese momento, Hibiki se agarró con fuerza la ropa a la altura del estómago, sintiendo que sí que había algo dentro de él, algo que no era él. Y eso le daba miedo.

- Yo puedo ayudarte a enfrentarte contra ese demonio. Pero tendrás que confiar en mi.
- No – la negación de Hibiki interrumpió a su padre -. No puedo confiar en ti.
- Puede que tengas miedo. Pero debes saber, que sino lo controlas, podría llegar el día en que ese demonio haga daño a la gente que quieres.

De alguna forma, Hibiki sintió que lo que le decía su padre era cierto, y no pudo evitar pensar en su madre, en su maestro y sus compañeros, y sobretodo en Misao. Sintió rabia. No quería confiar en su padre, pero la posibilidad de que hiciese daño a la gente que quería le obligó a dejar de lado su rencor.

- Esta bien – admitió resignado -. Haz lo que tengas que hacer.

Una ligera sonrisa, mezcla de orgullo y comprensión, se mostró en la cara de Naruto. Naruto y Hibiki se sentaron frente a frente, y el que fuese Hokage extendió un pergamino entre ellos.

- ¿Estás seguro de querer hacer esto? - le preguntó Kenta
- Originariamente cree esta técnica por si se daba la ocasión en que tuviese que entrenar a un nuevo jinchuriki. Pero nunca pensé que ese sería mi hijo – Naruto cargó chakra en las puntas de sus dedos – Seguro que antes has notado algo de dificultad al acumular tu chakra, eso es porque tuve que aplicarte un sello durante el combate de ayer, si me muestras el estómago, podré remover ese sello – Hibiki obedeció, sabiendo que ya no podía echarse atrás - ¡Gogyou Kaiin! - Naruto golpeó el estómago de Hibiki con la técnica, y el sello que puso día anterior, desapareció.
- ¿Qué ha sido eso?
- Intenta acumular chakra – Hibiki obedeció y notó que ahora volvía a dominar todo su chakra -. Bien, ahora pasemos al siguiente paso.

Naruto realizó una serie de sellos para después colocar su mano sobre la frente de Hibiki. Hibiki notó que le pesaban los párpados y en poco tiempo terminó cerrando los ojos. Mientras tanto, Kenta los observaba con curiosidad.

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Cuando abrió los ojos, Hibiki pudo ver que estaban en una oscura red de túneles, la misma que aparecía en su sueño. Pero en esta ocasión, su padre estaba a su lado. Unos extraños sonidos, como gruñidos, hacían eco en las paredes de los túneles.

- Así que este es el sitio...
- Esto... esto salía en mi sueño...
- ¿En tu sueño? Así que ya has estado aquí.
- ¿Qué sitio es este?
- Podría decirse que es la forma que toma tu mente, y ya que el demonio del que te hablé está dentro de ti, también estará aquí.
- Espera. Me dijiste que me enseñarías a controlarlo, no dijiste nada de buscarlo.
- Si no lo conoces primero, no podrás controlarlo. Por eso vamos a buscarlo.

Naruto buscó el origen de los gruñidos, y Hibiki le siguió. Hibiki empezó ha percibir un aura con una fuerte intención asesina, que a cada paso que daban se hacía más y más grande. Finalmente llegaron a una gran sala donde la presencia asesina era casi insoportable. Allí, a un lado, unos gigantescos barrotes cruzaban todo un lado de la sala, y tras ello una oscuridad, a la que daba miedo siquiera mirar. Naruto observó intrigado una extraña pared que de alguna forma no parecía encajar con el resto, pero la poderosa voz que surgió de la oscuridad tras los barrotes le interrumpió.

- Jujuju... Así que has vuelto... Ven... no tengas miedo... acercate...
- No pensamos acercarnos más, demonio – la voz de Naruto no mostraba ningún temor, lo cual sorprendió a su hijo -. Tendrás que ser tú quien se muestre.
- Vaya vaya... Tú no deberías estar aquí dentro... Pero tu chakra... tu chakra me suena... - la oscuridad tras los barrotes comenzó a tomar color y forma. Primero unos grandes ojos naranjas, seguidos por los dientes con grandes colmillos a ambos lados, y finalmente tras la enorme silueta que costaba distinguir en la oscuridad, cuatro grandes colas. – Tú eres el que tiene al Kyubi.
- Y tú debes de ser el Yonbi. Pareces más débil de lo que contaban.
- ¡Será mejor que no me cabrees! - el Yonbi golpeó con fuerza los barrotes mostrando una gran mano de gorila, pero la prisión no se inmutó.
- Este es el demonio que hay en tu interior, Hibiki.
- Eso... eso está... ¿dentro de mí?
- Sí. Pero creo que será mejor que nos movamos a otro sitio.
- ¡Vuelve! ¡Vuelve aquí! ¡Ese chico es mio!

Naruto realizó un par de sellos y los dos se transportaron a otro lugar. El sitio era similar, también era una oscura red de túneles, pero de alguna forma diferente. Hibiki notó otra presencia similar a la del Yonbi que acababa de conocer, pero esta parecía más fuerte. Al alzar la mirada lo vio, tras otros barrotes, similares a los de antes, una nueva criatura se mostraba frente a él.

- Me dijiste que solo tenía uno dentro de mi, y este...
- Este es el que está dentro de mi – dijo Naruto con seriedad -. Este es el Kyubi.
- Jujuju... Naruto... hacía tiempo que no nos veíamos – su mirada se posó sobre Hibiki -. ¿Y este niño? Se parece a ti y al maldito Cuarto.
- Es mi hijo – Hibiki seguía sorprendido por la forma en como Naruto hablaba a los enormes monstruos, sin mostrar ni un ápice de miedo.
- Jajajajaja. Resulta divertido. Sí. Tú familia parece que está maldita. El Cuarto murió sellándome, y tanto tú como tu hijo tenéis un bijuu dentro. Resulta divertido.

Naruto no dijo nada, solo miró, y tras un rato deshizo la técnica. Hibiki estaba perplejo. Aun no era capaz de encajar lo que había visto, pero al menos, ahora sabía un poco más de si mismo.

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